¿Sabías qué?
La palabra vacuna proviene del latín
“vaccinus” que significa “relativo a la vaca”.
En el siglo XVIII la viruela mataba a miles de personas en varios continentes, entre las pocas personas que no padecían esta
enfermedad eran las jóvenes ordeñadoras, sin embargo, ellas padecían de una enfermedad menos grave que la
viruela, llamada viruela vacuna.
Así que el Dr. Edward Jenner, un afamado investigador y médico,
se dio cuenta de este hecho, y se le
ocurrió inocular de viruela vacuna a un niño de ocho años llamado James Phipps. El
pequeño mostró síntomas de la infección. Cuarenta y ocho días más tarde,
después de que Phipps se hubiera recuperado completamente de la enfermedad, el
doctor Jenner le inyectó al niño infección de viruela humana, pero esta vez no
mostró ningún síntoma o signo de enfermedad.
En 1881 Louis Pasteur lleva
a cabo un audaz y brillante experimento público para comprobar de la
efectividad de la vacuna antiantráxica ideada por él, en la granja, hoy
histórica, de Pouilly-le-Fort. Al comunicar estos resultados, Pasteur introdujo
los términos de vacuna y vacunación que provienen de la palabra latina vacca,
fruto de los resultados obtenidos al inocular el virus de la vacuna; en la
terminología médica como homenaje a Jenner, su ilustre predecesor.
¿Sabías qué?
Los zancudos(mosquitos) usan tres
sentidos para identificar a sus víctimas?
Primero el olfato. Luego la vista. Finalmente el sentido
del tacto (termocepción).
Una nueva investigación sugiere que los
mosquitos emplean esa secuencia para identificar a sus víctimas antes de
picar.
Para ello un grupo de biólogos grabó los movimientos
de mosquitos hambrientos dentro de un túnel de viento.
Según el equipo de investigadores, la estrategia de cacería de los mosquitos tiene tres etapas.
1. A distancias de entre 10 y 50 metros usan
el olfato,
buscando sobre todos rastros de CO2.
2. Una vez excitados por el olor, se dirigen
a lo más interesante visualmente (en un rango de entre cinco y 15 metros).
3. Y una vez a un metro de distancia de un
blanco potencial, lo que los termina de enfocar es el
calor corporal.
Ya se sabía, por
ejemplo, que el olor corporal puede influir en su elección de una víctima en
lugar de otra. Y también que los mosquitos son especialmente buenos
olfateando dióxido de carbono, el que abunda en el aliento de los animales
de cuya sangre se alimentan, como los humanos.
Se sabía además, que los chupasangre emplean tanto la vista y su
capacidad para detectar calor para identificar a sus presas.
Se pudo elaborar una
primera teoría sobre cómo los mosquitos combinan todos estos sentidos para
encontrar un humano.
¡La triste
conclusión es que es muy difícil escapar a los mosquitos!
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